El término colecho significa dormir junto a tu bebé. Teniéndolo tan cerca durante la noche hará que se sienta protegido, arropado y próximo a su fuente de alimento, ya sea mediante el pecho de su madre o mediante un biberón. Cuando el bebé es muy pequeño, sus necesidades alimenticias se dan cada pocas horas, y el tenerlo cerca durante esta etapa convierte las tomas en algo más rápido y fácil.
Curiosamente, aunque el colecho puede sonar a una práctica más o menos novedosa, lo cierto es que tiene más bien poco de actual. Históricamente era una práctica muy extendida principalmente por una cuestión de espacio. En siglos anteriores se tenían más hijos y las viviendas eran más pequeñas, con lo cual era habitual que más personas durmiesen juntas en la misma habitación e incluso en la misma cama. Con el tiempo, las familias optaron a viviendas más grandes y ésto propició que los niños durmiesen en sus propias habitaciones separados de la cama de sus padres.
Beneficios del colecho
Como comentábamos anteriormente, los defensores del colecho destacan que éste facilita la lactancia materna nocturna. La madre y el bebé pueden descansar mejor durante la noche debido a que las tomas se realizan rápidamente y ambos pueden quedarse de nuevo dormidos en la cama.
Además de ésto, también podemos destacar los beneficios emocionales que se establecen gracias al contacto entre madre e hijo, estrechando su vínculo y aportando una mayor seguridad y bienestar físico-emocional para el bebé, lo cual influirá positivamente sobre el pequeño en un futuro.
La defensa de esta práctica se basa también en que los niños que han sido criados mediante colecho son adultos más seguros de sí mismos, con mayor autoestima y con un mayor nivel de optimismo y felicidad.
Inconvenientes del colecho en la misma cama
Como en todas las prácticas, también existe mucha información que desaconseja su uso, sobretodo si el colecho se realiza en la misma cama en la que duermen los padres.
Los principales motivos son el riesgo de asfixia, el aplastamiento y la muerte súbita. Por ello, numerosas organizaciones defienden esta forma de crianza sólo si el bebé descansa y duerme en una cuna junto a la cama de los padres.
A este inconveniente se unen los argumentos que señalan las consecuencias emocionales negativas que puede tener esta práctica, como el aumento de dependencia del bebé hacia la madre, la falta de intimidad para los padres, etc.
Soluciones prácticas
Tras conocer todos los beneficios que puede suponer el colecho, llevado a cabo de forma correcta, los fabricantes de cunas ofrecen una nueva alternativa para practicarlo de forma segura. Se trata de nuevas cunas que pueden anclarse a un lado de la cama con apertura lateral. De esta forma, seguimos proporcionando seguridad y confort al bebé, que a la vez que dispone de su propio espacio, se mantiene a salvo de los riesgos más peligrosos asociados al colecho.
Como con cualquier tema, el colecho tiene sus defensores y sus detractores. Ambas posturas tienen sus explicaciones lógicas para defenderlas pero al final, en cada familia, los padres y los bebés deben ser capaces de adaptarse los unos a los otros. Por norma general, nada debería etiquetarse como malo o incorrecto siempre que esté dentro del sentido común y proporcione felicidad al núcleo familiar.
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