Carta a las mamás primerizas
Ser madre es una de las experiencias más increíbles que una mujer puede vivir, pero también una de las más aterradoras. Muchos serán Los cambios a los que te enfrentarás -físicos y mentales- ante tú primer embarazo. Pero, como decía Paula Winslowe en Bambi: ”no mires atrás, sigue corriendo…”
Llegará un día en el que te mires al espejo y te cueste reconocerte. Tu cuerpo habrá cambiado momentáneamente y sentirás que todo se ha parado a tu al rededor. El agotamiento se apoderará de ti.
Pero es pasajero, sigues siendo la misma y todo acabará por normalizarse. Hoy queremos abordar algunas pautas para ayudar a aquellas madres que se enfrentan al embarazo por primera vez.
-Lo primero que deberías saber es que todos esos cambios antes mencionados te harán sentir desubicada, quizá con la falsa sensación de enloquecer; ser otra persona. Estas nuevas sensaciones de origen hormonal, realmente nos preparan para lo que va a venir y su calado: el Amor de una Madre.
-En segundo lugar, saber que si te preguntas acerca de si serás una buena madre, debes tener por seguro que así será. Te resumiremos lo más básico para cuidar de tu bebé: besos, abrazos y miradas. Curiosamente, no es otra cosa lo que necesitarás como madre. Esas muestras de cariño y amor, que además, no sólo han de llegar desde fuera, sino que también tendrás que aprender a proporcionarte reiteradamente a ti misma.
-El tercer punto es aprender que el punto anterior es fundamental para enfrentarse a otro estado que se volverá habitual; el sentirse sola, algo triste y desbordada. Es algo normal cuando nos enfrentamos al primer embarazo, de igual forma que lo son los miedos, errores de primeriza y ciertas desconfianzas.
Pero si algo se eleva por encima de todo lo anterior son dos premisas:
La primera es que ser madre es una gran responsabilidad que has de compartir y normalizar. La segunda y más importante: DISFRUTA. Disfruta de cada momento irrepetible y que todo el mundo vea que eres feliz, pues ya lo digo Balzac: “jamás en la vida encontraréis ternura mejor y más desinteresada que la de una madre”.